CATEQUESIS Nº 20

                      JESUCRISTO DIO SU VIDA POR NOSOTROS

PRIMERO QUE NADA:

- Ambientación

- Acogida

- Oración

Una semana más, Señor Jesús, estamos en tu presencia para bendecirte y alabarte por haber dado la vida por nosotros.

Pesada fue, Señor, la cruz que nuetros pecados pusieran sobre tus espaldas, pero, con qué determinación la cargaste hasta el final, resistiendo en todo momento la tentación de que de ese amargo cáliz te librar el Padre.

Tú nos conoces bien, Señor, y sabes que también es muy pesada la cruz de nosotros, los pobres. A veces nos desesperamos y sentimos que nunca llega la hora de resurrección, de la liberación. Danos fuerza para perseverar y ayúdanos a imitarte en el mayor acto de amor al hermano, dar la vida por quien sufre, por el que está triste. Que seamos cireneos los unos de los otros. Amén.

Y ¿COMO NOS FUE EN LA SEMANA?

- Compartimos lo ocurrido enla semana.

- Revisamos el compromiso dando gracias a Dios o pidiendo perdón por su cumplimiento.

 

PRESENTACION DEL TEMA:

- Seguimos contemplando a  Jesús de Nazaret, que es nuestro maestro, es decir el que nos enseña el camino de la vida,y también nuestro salvador, es decir el que nos consigue esa vida eterna que deseamos todos. Vamos a recordar lo que tratamos en la úl­tima reunión...  

- Jesús hizo muchas cosas para salvar al hombre. Primero se hizo uno de nosotros, compartió nuestra condición humana; nos enseñó con su predicación, que encontramos en el Evangelio, las cosas que debemos conocer y las que debemos poner en práctica para que nuestra vida sea como debe ser y como agrada a Dios.

- Hoy vamos a ver cómo Jesús, además de hacerse uno nosotros y de darnos sus enseñanzas, dio también su vida para que alcanzáramos la vida eterna.

- Ya sabemos que Jesús, lo decíamos en el tema anterior, estaba cumpliendo una misión encomendada por su Padre. Esa misión era instaurar el Reino de Dios en el mundo para que todos los hombres alcanzáramos la salvación.

- Ese empeño de Dios por salvarnos se explica porque, a pesar de que somos pecadores, El nos ama como Padre y quiere, por encima de todo, que no nos condenemos sino que alcancemos la salvación.

 

IDEAS CENTRALES:

- Para que nos salvemos Dios nos envía a su propio Hijo, que también nos quiere y se somete por amor a nosotros a toda clase de dificultades y problemas; algunos de los cuales ya hemos visto en temas anteriores.

- La muerte de Jesús es la mayor prueba de amor y de solidari­dad tanto del Padre, que permitió el asesinato de su Hijo, como del propio Jesús que, pudiendo evitarla prefirió que se cumpliera la voluntad del Padre.


- El mismo nos lo señaló cuando dijo aquello de que nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

- Vayamos ahora a nuestra vida, a nuestra experiencia. ¿Cómo podemos entender nosotros hoy eso de dar la vida?...

- ¿Qué pruebas podemos presentar de que también nosotros damos nuestra vida por los demás?...

- Fue injusta la muerte de Jesús, injustas y falsas las acusaciones que le hicieron. Pero El, consciente de que de esa manera nos salvaba a todos los hombres, aceptó cargar por nosotros la cruz.

- Los judíos mataron a Jesús en aquel tiempo; nosotros lo seguimos matando hoy con nuestros pecados. Ellos son el peso de la cruz que aún sigue cargando Jesús y en la que sigue estando clavado.

- Cargar con la cruz de cada día y seguirle es la condición que pone Jesús a quienes quieren ser llamados cristianos, según vemos en Mateo 16, 24-27.

- Cada uno de nosotros y de nosotras cargamos nuestra propia cruz; de esa cruz ¿qué es lo que a cada uno se nos hace más duro?. Qué cosas de nuestra vida sobrellevamos con mayor dificultad?...

- Mucha gente carga la cruz a disgusto, incluso de manera rebelde, protestando por su mala suerte, como si fuera Dios quien tuviera la culpa de sus desgracias y dolores.

- Esa no es una actitud cristiana. Jesús también sufría y le dolía el peso de la cruz. El sí tenía motivos para rebelarse y salir huyendo porque cargaba una cruz ajena. Sin embargo, aguantó hasta el final porque sabía que de ello dependía nuestra salvación.

- ¿No es esta la experiencia de muchos de nosotros? Cargamos pesadas cruces de las que no tenemos la culpa: problemas fami­liares, de hijos, de padres, problemas de trabajo, de incómodas condiciones de vida etc.

- ¿A quien le ocurre esto?...

- ¿Cuál es nuestra actitud ante esta situación? ¿Cómo llevamos esta cruz?...

- No se trata de ser conformistas con la situación que padecemos. Si hacemos como Jesús, cargar con la cruz, enfrentamos los problemas con decisión y no nos vamos en lágrimas y lamentos. Además, al cargar nuestra cruz como Jesús la cargó, compartimos su sufrimiento, que, después de todo, él por nosotros sufrió sin tener por qué.

- Y, del mismo modo que Jesús no terminó en la cruz sino en la resurrección; también la cruz que cargamos nosotros será la causa y fuente de nuestra salvación. El mismo Jesús nos lo aseguró en una ocasión cuando nos dijo: vengan a mí todos los que están cansados y agobiados que yo les aliviaré, carguen con mi yugo y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón y encontrarán su descanso porque mi yugo es llevadero y mi carga es ligera.

- El hecho de que Jesús muriera por nuestros pecados, para redimirnos, nos debe mover, primero que nada, a la gratitud por esa redención que nos consiguió y, después, a esforzarnos porque esa muerte no haya sido inútil.

- Hagamos un momento de silencio y de oración personal para darle gracias a Jesús por haber muerto por nuestros pecados...

QUE NO SE NOS OLVIDE:


- Jesús murió por nosotros porque nos amó hasta no poder amarnos más.

- Jesús murió para redimirnos del pecado y conseguirnos la salvación.

- Ser cristiano significa cargar, como Jesús una pesada cruz en la vida.

- La cruz que cargamos nos lleva a la salvación porque nos permite compartir el sufrimiento de Cristo en el Calvario.

NOS COMPROMETEMOS

Esta semana podríamos comprometernos a cargar nuestra cruz de la vida cotidiana con la determinación y firmeza con que Jesús cargó la suya. Podríamos escoger alguna de las cosas que a diario nos resultan más dolorosas y difíciles de cumplir e imitar a Jesús en la manera de cargar ese peso. Seguramente que el resultado de este esfuerzo será sentir que esa cruz la llevamos finalmente con menos dolor y con más satisfacción.

HASTA LA PROXIMA

- Evaluamos la reunión y el tema

- Damos los avisos comunitarios y parroquiales

- Cantamos y oramos